SOSTENIBILIDAD

Cómo sacar partido al material que ya no usas en tu empresa

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Cómo sacar partido al material que ya no usas en tu empresa
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CaixaBank

03 Mayo, 2021


La mayoría de las empresas, por su actividad, generan material en desuso que termina almacenado en algún lugar. Esta acumulación, además del coste de almacenamiento, supone un desperdicio de recursos, dado que otras empresas, sociedades o personas particulares podrían hacer uso de esos objetos.

Reducir, reutilizar y reciclar, en este orden de aplicación, son tres principios clave a la hora de minimizar el impacto ambiental de una empresa. De modo que, antes de eliminar los objetos sobrantes a través de los diferentes puntos limpios, conviene ponerlos a disposición de quien aún pueda utilizarlos.

Mesas, sillas y equipamiento de oficina en desuso

Debido a motivos tan variados como un traslado de oficinas, el auge del teletrabajo, un cambio de actividad o causas de esta índole, es frecuente que las empresas acumulen material de oficina, como mesas y sillas que dejaron de ser ergonómicas, pantallas para las que se buscó un sustituto de mayor tamaño o dispositivos informáticos que quedaron relegados al olvido al ser reemplazados.

Todo este equipamiento tiende a acumularse en algún cuarto vacío, lo que supone un coste económico. Impresoras, muebles, cables, tablets, carpetas… Todo esto también supone un coste ambiental nada desdeñable cuando el material finalmente se recicla años después. ¿Lo óptimo? Vender o donar este material para que otras personas puedan utilizarlo antes de su reciclado.

A través de su iniciativa ReUtilízame, CaixaBank impulsa la colaboración con entidades sociales que pueden dar salida a este material en desuso y, con ello, reducir el impacto ambiental al alargar la vida útil de los objetos. De esta manera, se evita la fabricación de un objeto equivalente en otro lugar y, además, se facilita a personas con pocos recursos su acceso al mismo.

¿Qué se puede hacer con los EPI que no puedan usarse?

En el mundo empresarial existen muchos tipos de equipos de protección individual (EPI), últimamente conocidos por los equipos médicos que tratan la COVID-19. Algunos, como las mascarillas, guantes o prendas desechables para protegerse de patógenos o químicos, no pueden ser reutilizados. Sin embargo, muchos otros sí pueden tener una segunda vida si los utilizan personas particulares.

Es el caso del calzado de seguridad, usado en todo tipo de sectores: del industrial en fábricas a los técnicos de telecomunicaciones que se suben a azoteas y torres. En España, el uso profesional de este calzado se regula mediante varios reales decretos. Uno de los aspectos que llaman la atención entre toda esta normativa es que las botas tienen una “fecha de caducidad”, a partir de la cual se consideran inseguras para actividades profesionales.

Además, por diversas circunstancias, este material queda con frecuencia sin uso, por ejemplo, si un empleado cambia de empresa. Sin embargo, desde el punto de vista del calzado, una bota “caducada” o que no lleve los cordones homologados puede no servir para su uso profesional, pero sigue siendo una prenda de vestir válida para un particular. Lo mismo se aplica a elementos como guantes de trabajo, chaquetas, gafas y otros utensilios que se pueden utilizar fuera del ámbito laboral, por ejemplo, para protegerse al realizar pequeños arreglos domésticos o tareas de jardinería en casa.

Se trata de equipos que todavía pueden tener una segunda vida, por ejemplo, a través de la donación. El beneficio es doble: por un lado, se eliminan los costes económicos y ambientales asociados a su almacenamiento y, por otro, se estrechan lazos con la comunidad con la que convive la empresa.

Las tiendas de segunda mano, ¿una salida económica?

Las tiendas de segunda mano, especialmente las que consisten en plataformas de venta online a través de apps, pueden ser muy interesantes para autónomos, microempresas o pymes en las que pequeñas cantidades económicas suponen una diferencia importante o existen tiempos de inactividad laboral dentro de la jornada. En el caso de las empresas medianas o grandes, conviene estudiar si el tiempo que requiere la venta de objetos uno a uno resulta rentable o no.

Esto sucede porque estas aplicaciones exigen cierta cantidad de tiempo para subir el objeto a la plataforma, negociar con posibles compradores o incluso quedar con ellos para realizar la venta. Esto hace que, en ciertas ocasiones, no resulte rentable vender un objeto por pocos euros. Eso sí, siempre existe la posibilidad de acudir a tiendas de segunda mano físicas con muchos objetos y solicitar una tasación. La cantidad económica recuperada no será tan elevada, pero a cambio el tiempo invertido será mucho menor.

Una alternativa a estos mecanismos de venta es la donación directa. Es tan sencillo como grabar un vídeo para subirlo a redes sociales de barrio o locales y habilitar un día de puertas abiertas para que quien necesite una silla, unas botas o una pantalla pueda acudir a por ellas sin coste. Esto puede ayudar a vaciar rápidamente una parte importante del material acumulado.

Respecto al material para el que no es viable una segunda vida o que cuesta colocar, merece la pena considerar, ahora sí, su reciclado. La mayoría de los ayuntamientos tienen puntos limpios donde entregar mobiliario o electrónica. Eliminar cada residuo en su fracción correspondiente también ayuda a conservar el medio ambiente.

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